26 mayo 2009

Vinos Blancos

A diferencia de los vinos tintos, lo que más distingue a esta uva, son su frescura, su acidez, y su aromaticidad. Los vinos blancos pueden pasar de secos a extremadamente dulce, es por ello que la temperatura para servirlos debe ser muy exigente en cuanto a la variedad.
Las variedades que se pueden presentar en nuestro medio, van desde el Chardonnay, que como el Cabernet Sauvignon en los tintos, se la considera la reina de los vinos blancos, el Sauvignon Blanc, Semillon, Chenin Blanc, Torrontés, Viognier, Ugni Blanc, etc.y que presentan diferentes características en cuanto al aspecto, donde resalta por lo brillante o lo turbio, y con tonalidades que van desde amarillas y verdosas, hasta ocre y doradas, y con un desarrollo de evolución desde joven hasta evolucionado, como sucede con los vinos tintos.
En cuanto al aroma, los vinos blancos poseen características muy florales y frutales, pudiendo denotarse en algunos casos aromas a rosas blancas o jazmín, hasta pasar por frutos de carácter tropical como son la banana, el ananá o el melón, hasta de carácter cítrico o también de frutos con carozo, como pueden ser el limón y el pomelo, por el primer caso o el durazno y el damasco por los segundos respectivamente. También se aprecia el carácter vegetal a pasto cortado, eucaliptos o mentas, sin olvidarnos del carácter mineral de algunos de ellos, tal es el caso del Riesling.
Por otra parte, al paladar, se lo puede apreciar desde secos hasta dulces, su nivel de acidez, su frescura, su ligereza, y también su persistencia en boca, llegando a presentarse también los tintos, como vinos equilibrados o desequilibrados, en la clasificación de su armonía general.
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